sábado, 9 de abril de 2011

Izquierda plurifurcada

Entre los años 1999 y 2002 se produjo un movimiento de articulación de las izquierdas y sectores democráticos independientes, fenómeno que está en el trasfondo de lo que en diciembre de 2005 llegó a ser el partido Polo Democrático Alternativo.

Ese movimiento se originó en los desgastes políticos que sufrieron tanto las élites tradicionales como los movimientos insurgentes con el fracaso de los diálogos de paz y por respuestas insuficientes a problemas profundamente sentidos por la población.

El país venía de la crisis económica que se experimentó durante la administración de Andrés Pastrana 1998-2002. El fenómeno de los gobernadores del sur (Nariño, Putumayo, Caquetá, Cauca y Tolima), la candidatura presidencial unitaria de Lucho Garzón en 2002 y su posterior elección como Alcalde de Bogotá fueron hechos políticos que se constituyeron en el quiebre de la marginalidad política de los sectores de izquierda e independientes. Alcanza su máxima expresión este movimiento con la votación sin precedentes por Carlos Gaviria Díaz en las elecciones presidenciales de 2006 en la cual el Polo Democrático fue segundo ante el bloque político que obtuvo la reelección de Álvaro Uribe.

En estos cambios del paisaje político se advierte la pérdida de peso y de tamaño de los partidos tradicionales, liberal y conservador, el surgimiento de una derecha más agresiva y definitoria, el uribismo que se expresa en varios partidos, y la emergencia de expresiones orgánicas de izquierda y de centro. El marco institucional, a través de sucesivas reformas políticas, induce el aglutinamiento de sectores relativamente afines. El multipartidismo subsiguiente a la Constitución de 1991, cerca de 80 personerías jurídicas, evoluciona hacia el pluripartidismo con menos de 15 personerías jurídicas partidarias reconocidas.

Es notoria la situación de cohabitación de dos proyectos políticos bien diferenciados que quedan simbolizados en los gobernantes de signo contrario que habitan la Casa de Nariño, sede de la Presidencia, y el Palacio Liévano, sede de la Alcaldía de Bogotá. Pero la izquierda y sectores independientes no logran profundizar y consolidar su proceso de articulación experimentado en los primeros años 2000. A partir de 2006, cuando se logra el mayor avance, en ese mismo momento comienza a revertirse la acumulación política lograda en los años precedentes.

Mientras la opción hegemónica de las élites tradicionales logra renovarse a través de la candidatura de Juan Manuel Santos, la opción alternativa se desagrega, el candidato presidencial del Polo abandona el partido, y su mayor logro la Alcaldía de Bogotá se diluye en un escándalo relacionado con la contratación de las grandes obras en la ciudad. Aunque es claro que en Colombia el sistema político se reproduce a través del clientelismo (Leal y Dávila, 2010) resulta paradójico que quien paga el mayor costo de la hecatombe moral que hoy experimenta el país no sea el uribismo corrupto hasta los tuétanos sino el partido que representa la opción alternativa.

El proceso desemboca otra vez en una izquierda plurifurcada. El Polo está reducido en sus alcances organizativos y políticos como espacio de articulación de la izquierda democrática. Angelino se entiende con la Unidad Nacional e impulsa una opción de Centro Independiente. Lucho trata de subsistir políticamente al abrigo incierto de los Verdes. Petro emprende la aventura de un proyecto propio. Se desdibujó la opción de una izquierda que converge, que supera el síndrome de las armas y le apuesta a profundizar y radicalizar la democracia.

El actor entra en crisis, el proyecto sigue vigente. La izquierda democrática y civilista, nueva izquierda, que anime la construcción de un sujeto de transformación democrática y mediación estructural no puede faltar en el paisaje político de Colombia.

lucho_sando@yahoo.es

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